En una decisión que enciende las alarmas a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado este miércoles que el brote de mpox, comúnmente conocida como viruela del mono, en la República Democrática del Congo (RDC) constituye una emergencia de salud pública de interés internacional.
Esta es la segunda vez en menos de dos años que la OMS eleva a este nivel de alerta una enfermedad que, si bien no es nueva, ha demostrado una capacidad de propagación y mutación alarmante. La decisión se fundamenta en la rápida expansión del virus a países vecinos como Uganda, Ruanda, Burundi y Kenia, lo que plantea un serio riesgo para la salud pública global.
A diferencia del brote de 2023, que pudo ser contenido en gran medida, el actual se caracteriza por una mayor complejidad. La presencia de múltiples variantes del virus y patrones de transmisión más diversos han dificultado el control de la enfermedad. Si bien en el brote anterior la transmisión se daba principalmente por vía sexual, en esta ocasión se observa una mayor diversidad en los modos de contagio.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó su profunda preocupación ante la escalada de la situación, subrayando la necesidad de una respuesta internacional coordinada y urgente. "Una respuesta internacional coordinada es esencial para contener el brote y salvar vidas", enfatizó Tedros.
Las cifras oficiales de la OMS reportan más de 14,000 casos y 524 muertes relacionadas con el brote en lo que va del año, aunque la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ha elevado esta cifra a 17,000 casos. Este aumento exponencial de infecciones, particularmente en la RDC, es el más alto desde los años setenta y ha generado una gran alarma en la comunidad científica y sanitaria.
La declaración de emergencia de la OMS implica un llamado a la acción para que los países intensifiquen sus esfuerzos de vigilancia, prevención y control de la enfermedad. Se espera que esta medida impulse la investigación, el desarrollo de vacunas y tratamientos, así como la coordinación de la respuesta internacional.
La comunidad internacional se encuentra ante un nuevo desafío en la lucha contra las enfermedades infecciosas. La rápida evolución de los virus y la globalización han aumentado la vulnerabilidad de las poblaciones ante brotes epidémicos. La respuesta a esta nueva emergencia sanitaria será una prueba de la capacidad de los sistemas de salud y de la cooperación internacional para hacer frente a amenazas emergentes.