En las calles de la colonia Roma, un barrio de estándar medio en el corazón de México, la ex primera dama del Perú, Lilia Paredes, encuentra un santuario lejos de la turbulencia política que una vez sacudió su vida. Residenciada en el país azteca desde diciembre de 2022, Paredes y sus hijos disfrutan de la hospitalidad mexicana bajo el asilo político otorgado por el presidente Andrés Manuel Obrador.
Tras el fallido golpe de Estado de su esposo, el expresidente Pedro Castillo, el 7 de diciembre de 2022, la familia Castillo Paredes se vio obligada a buscar refugio. México les abrió sus puertas, ofreciendo no solo un techo sino también protección y estabilidad. La ley mexicana les ha brindado servicios básicos de salud, educación y trabajo, además de un apoyo económico mensual de diez mil dólares, una suma que los coloca en la clase media alta del país.
La seguridad es una prioridad; la ex primera dama y sus hijos están custodiados por tres guardaespaldas, cortesía del Estado local, asegurando su bienestar en tierras extranjeras. Sin embargo, esta vida en asilo podría estar en la cuerda floja. Con las elecciones mexicanas programadas para junio de 2024, el futuro político es incierto. Un cambio de poder podría significar el fin del apoyo presidencial para Paredes, poniendo en riesgo su estatus y el de su familia.
El asilo de la esposa de Pedro Castillo pende de un hilo, dependiendo del resultado de las próximas elecciones. ¿Continuará México siendo el refugio seguro para la ex primera dama y sus hijos, o tendrán que buscar un nuevo comienzo en otro lugar? El tiempo y la voluntad política dictarán su destino.