S&P Global Ratings ha tomado una decisión significativa en el ámbito financiero peruano. La agencia ha rebajado las calificaciones de seis instituciones financieras que operan en el país, mientras que reafirmó la calificación de otras dos entidades que ya estaban al mismo nivel que el soberano.
Las calificaciones soberanas de largo plazo de Perú han sido ajustadas por S&P Global Ratings. En moneda extranjera, la calificación pasó de ‘BBB’ a ‘BBB-’, y en moneda local, de ‘BBB+’ a ‘BBB’. Esta decisión refleja la influencia del Congreso fragmentado y el capital político de la administración sobre el sentimiento de inversión del sector privado, lo que plantea un costo de oportunidad para el crecimiento.
La clasificadora de riesgo también ha rebajado la calificación de seis instituciones financieras peruanas en respuesta a la acción sobre el soberano. Estas instituciones son:
- Credicorp
- Banco de Crédito del Perú (BCP)
- MiBanco
- Scotiabank
- BBVA
- Intercorp Servicios Financieros (IFS)
S&P Global Ratings explica que rara vez califica a las instituciones financieras por encima del soberano en el país donde operan. Esto se debe a que consideran poco probable que las instituciones no se vean afectadas por la evolución de las economías nacionales.
El estrés soberano tiene efectos directos e indirectos en las condiciones comerciales de los bancos, lo que influye en su calidad crediticia. A pesar de esta situación, las perspectivas de estas empresas ahora son estables, reflejando las perspectivas del soberano. Se espera una recuperación moderada del PIB real, aunque la deuda neta del gobierno general seguirá aumentando durante el período 2024-2027, manteniéndose por debajo del 30% del PIB.
Además, S&P Global Ratings ha reafirmado la calificación de dos entidades que ya estaban al mismo nivel que el soberano: Interbank y la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE).
En un contexto de persistentes incertidumbres políticas, la capacidad del gobierno para implementar políticas oportunas que impulsen las perspectivas de inversión y crecimiento económico se ve limitada. A pesar de los precios favorables del cobre, este complejo panorama político plantea un costo de oportunidad para el crecimiento en el Perú.