Hoy, 5 de abril, se conmemoran 32 años de la afrenta que provocó Alberto Fujimori quien, con el apoyo de la cúpula militar, arrasó la constitucionalidad de nuestro Patria, disolviendo el Congreso de la República tras 163 años de existencia -el 1 de setiembre de 1829 se realizó la primera sesión del Senado de la República, presidida por Andrés Reyes- interviniendo el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la Contraloría General de la República.
Con el golpe cívico-militar se autodenominaron Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, el cual convocó a una Asamblea Constituyente, llamado Congreso Constituyente Democrático (CCD), unicameral, presidido Jaime Yoshiyama Tanaka. Redactaron una nueva Constitución Política -para perpetuarse en el poder- sometida a un referéndum amañado y que fue promulgada el 31 de octubre de 1993.
El golpe fue aprobado por el 80 % de la población según las encuestas, que admitieron la acción del “japonés” el cual como consecuencia de esta audacia volvía a repuntar en su popularidad.
Hasta antes de alcanzar la presidencia Alberto Fujimori, la derecha estaba agrupada en el Frente Democrático (Fredemo) que incluía a Acción Popular (AP), al Partido Popular Cristiano (PPC) y al grupo Socialismo y Democracia (Sode). Mario Vargas Llosa, líder del Fredemo, centró su campaña en anunciar políticas de “shock” económico; la Izquierda Unida (IU) con Alfonso Barrantes Lingán quien ocupaba el primer lugar en las encuestas medio año antes de las elecciones se dividió. Y el APRA tuvo que enfrentar el desgaste de sus últimos años del desastroso gobierno.
En ese escenario apareció Alberto Fujimori, ex-rector de la Universidad Nacional Agraria de La Molina; el cual se logró codear con pastores evangélicos que le hicieron una campaña proselitista puerta por puerta. A dos meses de las elecciones el ‘tsunami’ Fujimori comenzó “in-crescendo” hasta lograr un segundo lugar con un 29.1%, el APRA alcanzó 22.5%, la Izquierda Unida 8.2% y Alfonso Barrantes 4.7%. Con esa votación pasó a la segunda vuelta el ‘japonés’ junto con Mario Vargas Llosa que consiguió el 32.6%.
El grupo parlamentario oficialista Cambio 90 no tenía mayoría en las Cámaras de Diputados y Senadores, por lo que se vio obligado a negociar alianzas. El sistema de los partidos políticos enfrentaba una seria crisis. Empezando así desde el Gobierno de Fujimori una campaña de desprestigio contra los partidos tradicionales y el régimen político definido por la Constitución Política de 1979, sindicándolos como responsables del deterioro y de la violencia política. Alberto Fujimori firmó más de un centenar de decretos legislativos que iban mucho más allá de las facultades otorgadas por el Congreso de la República.
El Poder Legislativo los derogó y esto provocó la irritación de Alberto Fujimori. En CADE de 1991 insinuó: “Qué si el Perú no requería un emperador o un gobierno de diez años que pusiera en orden las cosas”, clarinada de alerta que no fue tomada en cuenta. Días después refiriéndose a los diputados y senadores los trató de “lavadores de dinero” lo que casi origina su destitución, por parte de los parlamentarios irritados con semejante improperio.
La Cámara de Diputados era presidida por Roberto Ramírez del Villar y el Senado por Felipe Osterling Parodi, personajes que enaltecieron el Parlamento Nacional y de allí para adelante vino el declive del prestigio del Congreso de la República, teniendo a una bataclana de congresista y demás especímenes que han denigrado la solemnidad del Poder Legislativo a lo largo de estos últimos años.
Hace 32 años…
Desde aquel nefasto domingo 5 de abril de 1992, la calidad de los congresistas, deja mucho que desear con los senadores y diputados de antes, los cuales eran jurisconsultos, catedráticos y gente con poder de oratoria, hoy los “mocha-sueldos” aparecen como grillos en chacra.
Hoy los Pasos Perdidos del Congreso de la República es mudo testigo de ilustres patricios, como lo fueron Felipe Osterling Parodi y Roberto Ramírez del Villar, los últimos presidentes de la Cámara de Senadores y Diputados respectivamente.