Las cincuenta empresas prestadoras de agua potable del país se verán obligadas a ajustar y mejorar drásticamente sus procedimientos de cloración para garantizar un servicio óptimo y de calidad a todos los usuarios. Esta exigencia surge tras la publicación, en el diario oficial El Peruano, de una modificatoria clave al Reglamento de Calidad de la Prestación de los Servicios de Saneamiento.
La nueva normativa introduce cinco aspectos fundamentales que las empresas de agua deberán implementar de manera obligatoria:
- Puntos de muestreo estratégicos: Se exigirá la incorporación de puntos de muestreo tanto a la salida del proceso de filtración como del de desinfección, para asegurar un control más preciso de la calidad del agua.
- Stock mínimo y registro de personal: Las empresas deberán mantener un stock mínimo de desinfectante para al menos 15 días y llevar un registro detallado del personal a cargo de la desinfección del agua.
- Monitoreo remoto con respuesta rápida: Se implementará tecnología que permita el control remoto de la desinfección del agua, facilitando una respuesta inmediata en aquellos casos donde el cloro residual no cumpla con los estándares de la autoridad de salud.
- Representatividad en los muestreos: Se incorporarán puntos estratégicos de muestreo para asegurar que las tomas de agua sean realmente representativas de la calidad del servicio entregado.
- Reportes trimestrales a Sunass: Las empresas deberán remitir información trimestral a la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) para calcular el Índice de Evaluación del Agua Producida en el Sistema de Distribución.
Además, la modificatoria establece un procedimiento claro para que la Sunass actúe de manera inmediata cuando se detecten indicios de que el nivel de cloro residual en la red se encuentre por debajo de los 0.5 miligramos por litro, el límite mínimo permitido por la normativa sanitaria.
Es crucial recordar que una cantidad de cloro superior a 0.5 mg/l en el agua potable es fundamental para garantizar su inocuidad para el consumo humano. Esto no solo contribuye a la prevención de enfermedades, sino que también evita la contaminación al contacto con alimentos u otros elementos, asegurando una higiene adecuada en los hogares.
Con esta nueva regulación, las autoridades buscan fortalecer la supervisión y asegurar que el agua que llega a los hogares peruanos cumpla con los más altos estándares de calidad y salubridad.